Arquitectura y moda son nuestra piel de una forma u otra

María Eugenia Josa Martínez, doctora en Arquitectura, ha estudiado a fondo la interrelación y la simbiosis de estas dos disciplinas artísticas cuyo origen nace de bocetos en papel y que, una vez desarrolladas, representan la propia identidad de las personas.

Fundación Prada, Milano realizada por Rea Koolhaas

La labor de investigación de María Eugenia Josa se centra, entre otros aspectos, en el diseño de tiendas de moda y en el estudio de las influencias mutuas que se prodigan las dos disciplinas que mejor conoce: arquitectura y moda. Ambas se han plasmado en la exposición Templos de la moda de Madrid, en la que se mostraron 11 proyectos arquitectónicos de tiendas que encargaron grandes firmas de lujo como Chanel, Dior y Hermès en ciudades como Nueva York, Hong Kong y Singapur. María Eugenia Josa, comisaria de la muestra, ha charlado con NUANCE sobre su visión de los espacios en común que difuminan los límites entre la arquitectura y la moda.

¿Qué disciplina se retroalimenta más de la otra, la arquitectura de la moda o al revés?

Es una retroalimentación mutua, porque desde hace muchos años la arquitectura se ha dejado cautivar por la moda, y la moda, de una forma u otra, piensa en la arquitectura. Ambas son manifestaciones físicas de la cultura de una época, traduciendo esa época en una forma material para vivir y para vestirse. Tengo claro que las dos representan la propia identidad de las personas. Aunque pensemos que la simbiosis entre ambas disciplinas viene de hace poco tiempo (que normalmente solemos situar alrededor de los años ochenta), es una relación que tiene bastante recorrido anterior. La línea que las separa es cada vez más fina y cada vez más estrecha.

¿Quiénes son históricamente los personajes clave en la simbiosis entre ambas? 

En esta unión entre grandes nombres y grandes firmas sobresale todo lo que ha hecho Rem Koolhaas con Prada. Hay otra gran colaboración, más antigua, de los años sesenta, entre Javier Carvajal y Loewe (13 tiendas). Desde hace muchísimos años, las firmas de moda buscaban a arquitectos consagrados para que trabajaran en sus espacios físicos. Ellos, los arquitectos, utilizaban estos espacios comerciales como banco de pruebas, como un gran laboratorio para luego plasmar esos conceptos en otro tipo de edificios.

Fundación Louis Vuitton, París realizada por Frank Gehry

¿Se atrevería a asegurar que arquitectura y moda representan de la mejor manera el testimonio visual de una determinada época por encima de otras disciplinas artísticas?

No me atrevería a decir tanto. La fotografía y la pintura también son disciplinas que, junto a la arquitectura y la moda, han dejado testimonio visual de las diferentes épocas.

¿Qué tiene de particular, de atractiva, esa relación entre arquitectura y moda? 

Que ambas parten de procesos creativos parecidos: bocetos en papel a los que se van incorporando medidas, volúmenes, proporciones, materiales, texturas y colores. Ambas cubren el cuerpo humano y van a ser nuestra piel de una forma o de otra. 

¿Cómo están influyendo las nuevas tecnologías en esta simbiosis arquitectura-moda? ¿Qué importancia tiene el trabajo con impresoras 3D en ambas disciplinas? 

Por el momento, no mucha. En arquitectura, el 3D se limita a maquetas y a algo de planeamiento urbano, y es prácticamente nula su presencia en construcción. En moda se han hecho más cosas, pero se limita sobre todo a temas puntuales de joyería y a colecciones muy particulares que no se venden en tiendas físicas, como por ejemplo las que han hecho recientemente Chanel y Adidas con sus zapatillas. La tecnología en moda se está implementando en los puntos de venta. Las tiendas online, gracias a la tecnología, tienen más significado y valor, y aportan al cliente una experiencia distinta.

¿Es lo sostenible un punto de unión actual entre estas dos disciplinas?

Hay algunas marcas de moda que sacan colecciones con tejidos ecológicos y que tienen entre sus valores la sostenibilidad y han demostrado que se preocupan de que sus espacios físicos, sus tiendas, sean espacios ecoeficientes, construidos bajo determinados parámetros, con determinados materiales y con bajo consumo de electricidad y agua. Desgraciadamente, no es la norma general y lo que suele pasar es que el cliente, cuando va a una tienda a comprar ropa, desconoce totalmente si el edificio donde va a adquirir sus prendas es ecoeficiente o no. En la gama del lujo, tenemos casos llamativos como el de la tienda de Stella McCartney en Londres, que nos sirve de ejemplo de un claro y acentuado aspecto ecológico entre arquitectura y moda, pero es un caso aislado. Es ahora cuando se está empezando a trabajar algo en esta dirección.

Una de las formas más claras de la relación entre arquitectura y moda son los diseños de las tiendas  físicas de las grandes firmas de moda que han llevado a cabo los mejores arquitectos del planeta.

Las grandes firmas siempre han encontrado grandes arquitectos que, con sus construcciones, potencian la imagen de la marca. Las flagships de estas marcas se instalan en las grandes capitales, sobre todo donde se consume gran lujo (Tokio, Shanghái, Nueva York, Los Ángeles…). Me vuelven a venir a la mente los trabajos de Koolhaas con Prada. Una de mis favoritas es la tienda que diseñó Renzo Piano para Hermès en Tokio o la Fundación Louis Vuitton de París, realizada por Frank Gehry. Estas sinergias puntuales dan a conocer a otro público: el consumidor del gran lujo y de moda.

¿Podemos decir que en la arquitectura predomina la funcionalidad y en la moda la creatividad?

Las dos disciplinas son muy parecidas, son dos artes creativas, experimentales y constructivas. Ambas tienen que tener una función primordial. Siempre ha parecido que la arquitectura está más ligada a la función, desde un bloque de viviendas hasta un museo, pero un vestido, sea más o menos creativo, también tiene una función, que es cubrir nuestro cuerpo. Es cierto que cada día nos encontramos con edificios que son pura imagen por fuera y poco funcionales por dentro y vestidos que son imposibles de llevar. Pienso que funcionalidad y creatividad tienen que ir de la mano en ambas disciplinas para satisfacción de su consumidor.

Las malas lenguas dicen que la arquitectura siempre permanece pero que los diseños de moda van y vienen, que algunos vuelven… y otros no lo hacen. ¿Está más sometida una disciplina que la otra a las tendencias?

La sensación que tenemos es que el hormigón permanece perenne y la moda es más volátil. Pero yo creo que la ropa tiene su continuidad en el tiempo. Hay prendas, sobre todo en la alta costura y la moda de lujo, que te sirven muchos años porque están fabricadas para ello, y más ahora que está tan de moda lo vintage. Tengo la sensación de que las firmas de moda apuestan para que su producto no sea tan volátil y permanezca mucho más tiempo en nuestros armarios. Además, no todo es perdurabilidad en la arquitectura de moda; Inditex, por ejemplo, cambia el diseño de sus tiendas cada cinco años.  

¿Suscribe usted la frase de Coco Chanel “La moda es arquitectura, solo es una cuestión de proporciones”?

Sí, totalmente. Las dos nacen de procesos parecidos, patrones y planos en papel a los que les vas otorgando unas determinadas proporciones.

Acaba de comisariar la exposición ‘Templos de la moda’ en Madrid, que se prorrogó un mes. ¿Qué mensaje pretendía lanzar?

Intentar hacer una exposición que contase la interacción entre estas dos disciplinas, que a veces parece lejana pero que es mucho más estrecha de lo que parece, fue una iniciativa muy atractiva. El diseño arquitectónico de las boutiques de las principales firmas de moda no es considerada como una arquitectura menor, pero se ha estudiado menos que otro tipo de obras como museos, viviendas u otro tipo de edificios. Poner en conocimiento que un arquitecto puede estar al servicio de una firma de moda me parece muy valioso, y esta exposición ha servido para que el público lo sepa también.

¿Cómo cree que será la relación entre arquitectura y moda dentro de 25 años?

Viendo cómo ha evolucionado desde los años sesenta hasta hoy, sabiendo que al principio existía esa simbiosis pero no se valoraba y que en la actualidad se pueden ver ya los frutos de esta colaboración, creo que en el futuro aún nos falta ponerlo más en valor. La simbiosis va a seguir existiendo porque estas dos disciplinas artísticas manan de fuentes parecidas y tienen un mismo fin, y sus sinergias se van a estrechar aún más y van a ir mucho más allá.

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