En septiembre se inaugurará oficialmente el proyecto pospandémico Design District, ubicado en la Península de Greenwich, un enjambre de estructuras con instalaciones deportivas, espacios para actividades recreativas y culturales y un mercado de alimentos que impulsa campos como el diseño, la música y la artesanía.
El inédito Design District de Londres es como una pasarela de moda ecléctica por la que desfilan las propuestas de distintos diseñadores, pero en versión arquitectónica. En una esquina se alza un edificio con fachada de aluminio pulido como un espejo gigante que refleja todo lo que pasa por allí, nubes incluidas. A muy pocos metros de distancia hay una cantina de paredes transparentes y forma de oruga, y, casi pegado, un inmueble con las escaleras y los rellanos trepando por la fachada en busca de una cancha de baloncesto situada en la azotea. Así hasta 16 construcciones que suman 14.000 metros cuadrados y que se abrirán por fases durante los próximos meses.
El nuevo barrio de la capital británica se ha ubicado en el corazón de la península de Greenwich, un moderno desarrollo al sureste de Londres envuelto por el río Támesis con 15.000 viviendas, oficinas, siete vecindarios, el estadio O2 (antes conocido como Cúpula del Milenio) y el parque elevado The Tide. Y es el primer centro permanente de la urbe para las industrias creativas (moda, diseño, tecnología, artesanía…), a las que se les ofrece un espacio de trabajo flexible con alquileres asequibles.
La idea es que Design District se convierta en un ecosistema de negocios de diferentes tamaños en el que cada uno contribuya según sus medios. “Las industrias creativas son el alma de nuestra ciudad; es lo que hace de Londres el vibrante centro internacional que es, y queríamos devolver a los creativos lo que podíamos, para asegurarnos de que mantenemos la creatividad de Londres para las generaciones futuras”, dice Helen Arvanitakis, directora de Design District. “Nuestra propuesta de una reducción significativa de los gastos generales para las empresas les permitirá reinvertir en su crecimiento y, a su vez, impulsar la contribución de las industrias creativas a la reconstrucción de la economía”. Los alquileres para 1.800 creativos, cuyo trabajo se ha visto muy afectado por la pandemia, se han fijado en cinco libras más IVA por pie cuadrado (0,09 metros cuadrados) para cada negocio durante los primeros 12 meses, excluyendo el cargo por servicio
Las industrias creativas son el alma de nuestra ciudad; es lo que hace de Londres el vibrante centro internacional que es, y queríamos devolver a los creativos lo que podíamos, para asegurarnos de que mantenemos la creatividad de Londres para las generaciones futuras.
Helen Arvanitakis, directora de Design District
La promotora inmobiliaria Knight Dragon, con el multimillonario hongkonés Henry Cheng Kar-shun al frente, es la que ha liderado el desarrollo de la península de Greenwich desde 2012, un espacio que no terminaba de despegar. La península ha sido protagonista de distintos planes de transformación, incluyendo el que Knight Dragon encargó al arquitecto español Santiago Calatrava y que incluía una estación de autobús, un teatro, un cine, locales comerciales y un nuevo puente sobre el Támesis para conectar la City con tres torres destinadas a oficinas, viviendas y hotel. El proyecto se rechazó por su elevado coste.
Según el periódico británico ‘The Guardian’, el Design District es tanto “un ejercicio cínico de inyectar algo de prestigio cultural a este páramo comercial y aumentar el valor de las propiedades circundantes como un intento genuino de proporcionar un espacio de trabajo de bajo costo en una ciudad donde las industrias creativas están siendo esquilmadas sin cesar”.
El primer edificio listo
Ocho estudios de arquitectura de renombre seleccionados a dedo se han encargado de poblar el Design District con dos edificios cada uno. Todos ellos recibieron las mismas instrucciones: que trabajaran a ciegas, sin saber qué estaban tramando sus vecinos, y que lo hicieran con libertad, sin las restricciones de una paleta de materiales prescrita o unos códigos de diseño. Por eso el conjunto puede resultar chocante. Eso sí, se les pidió contención: que cada inmueble contara con un solo núcleo de ascensor y escalera para que las dimensiones del suelo permitieran la ventilación natural, lo que reduce los costes y el consumo de energía.
“La ruta más simple y eficiente habría sido crear un diseño simétrico de espacios de trabajo homogéneos y a gran escala, pero el Design District será un vecindario más rico y complejo, con edificios bajos apoyados codo con codo alrededor de una serie de patios”, comenta Matt Dearlove, jefe de diseño de Design District y Greenwich Peninsula.
La primera construcción ya se ha inaugurado. Es la caja pulida a espejo que firma el estudio Barozzi Veiga, fundado en 2004 por los arquitectos Alberto Veiga y Fabrizio Barozzi en Barcelona. Ambos, muy premiados por sus formas monolíticas, sus geometrías angulares y sus escalas industriales con un toque de estilo mediterráneo, son responsables de proyectos culturales, cívicos, educativos y residenciales en todo el mundo, como la sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero (Burgos), el Auditorio y Palacio de Congresos Infanta Doña Elena (Águilas, Murcia), la Sala Filarmónica de Szczecin (Polonia) y el Musée cantonal des Beaux-Arts de Lausanne (Suiza).
Ahora, Barozzi y Veiga han completado su primer edificio en el Reino Unido, que será el hogar del nuevo Instituto de Creatividad y Tecnología de la Universidad de Ravensbourne, y que albergará la escuela de posgrado de esa institución, una incubadora de empresas emergentes, un laboratorio de investigación y un taller.
Revestido de aluminio reflectante, dibuja una estructura rectangular de líneas limpias de cuatro pisos con techos altos y una disposición asimétrica. Dentro, ventanas grandes y materiales industriales resistentes, como vidrio, capas de abedul, acero con recubrimiento en polvo y linóleo crean una estética centrada en las funciones, que se refleja en la identidad gráfica inspirada en píxeles del Instituto, creada por Studio Makgill. “Al desarrollar este proyecto, teníamos el objetivo de crear espacios para actividades creativas de diversa índole, entre las que se encuentran el arte, la fotografía, la tecnología y la comunicación. Por esta razón no podríamos pensar en un inquilino más apropiado que la Universidad de Ravensbourne, cuyos cursos y actividades se caracterizan profundamente por la creatividad”, ha dicho Alberto Veiga, fundador de Barozzi Veiga. El otro edificio de los arquitectos será un doppelgänger (un doble del anterior) vestido de negro, formando un contrapunto enigmático en el otro extremo del lugar.
Más arquitectos españoles
Los desarrolladores del Design District prevén que la llegada del Instituto de Creatividad y Tecnología sentará las bases para la comunidad creativa diversa e interdisciplinar que quieren fomentar. Después de éste se abrirán progresivamente las puertas de los proyectos de 6a Architects, Adam Khan Architects, David Kohn Architects, Architecture 00, Mole Architects, HNNA y de los madrileños José Selgas y Lucía Cano, del estudio Selgascano. Estos últimos son conocidos en Londres porque fueron los primeros arquitectos españoles elegidos para diseñar el pabellón de la Serpentine Gallery en 2015, en el Royal Park de Londres.
Para el Design District, Selgas y Cano han utilizado materiales claros para crear dos edificios transparentes. El primero es una estructura de metal translúcida en forma de oruga, llena de árboles y vegetación, para contener la cantina o Food Hall, que será el corazón social del vecindario, y en cuyos puestos de la planta baja se servirá comida de todo el mundo. Además, brillará por la noche, convirtiéndose en un punto de referencia para todo el vecindario. Lo curioso es que ofrece una similitud inesperada con las superficies onduladas de la fachada adyacente de HNNA, totalmente blanca. Su segundo edificio, B1, proporcionará espacios de trabajo que se adapten a las empresas de rápido crecimiento. Con un jardín de invierno, los inquilinos acceden a su puesto a través de la calma del follaje.
Las áreas al aire libre del vecindario son obra de los arquitectos paisajistas con sede en Copenhague Schulze + Grassov. Y el plan maestro del complejo, diseñado por HNNA, organiza los 16 edificios en cuatro grupos sueltos, cada uno con un patio compartido en el centro y una quinta área de patio más grande en el corazón del lugar. Estos espacios públicos están conectados por una red asimétrica de carriles peatonales.
Junto a los estudiantes de la Universidad de Ravensbourne, los primeros inquilinos que se han apuntado al plan responden a una mezcla dinámica de artistas, intérpretes, diseñadores y formadores culturales, entre ellos el espacio de arte LGBTQ + Queercircle, la empresa que utiliza la artesanía para ayudar a las mujeres refugiadas Love Welcomes, la plataforma de innovación en zapatillas Concept Kicks y la marca de música independiente Brace Yourself. Lo encontrarán todo nuevo y lo estrenarán con la ilusión del primer día.